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Paleolítico

Revisado el 09 de Septiembre del 2013 , Ranking 3 de 5

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Desarrollo

El Paleolítico es una etapa de la prehistoria caracterizada por el uso de útiles de piedra tallada; aunque, también se usaban otras materias primas orgánicas para construir diversos utensilios: hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc. (mal conservadas y poco conocidas). Es el período más largo de la historia del ser humano (de hecho abarca un 99% de la misma), se extiende desde hace unos 2,5 millones años (en África) hasta hace unos 10.000 años. Etimológicamente significa Edad Antigua de la Piedra (παλαιÏŒς, palaiós=antiguo, y λίθος, lithos=piedra), el término fue creado por el arqueólogo John Lubbock en 1865, por oposición al Neolítico (edad moderna de la piedra); constituyendo juntas lo que se denomina Edad de Piedra (se insiste en la elaboración de utensilios de piedra para establecer la oposición a la Edad de los Metales). El hombre del Paleolítico era nómada, es decir, se establecía en un lugar y se quedaba en él hasta agotar los recursos naturales.

La lucha por la supervivencia fue, en los tiempos paleolíticos, una lucha del ser humano con el medio natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil, aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de muerte con cada hueso roto o muela infectada. La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y guardar la memoria de su cultura.

Clima

Por diversas razones (variaciones en la inclinación del eje de rotación de la Tierra, cambios en la órbita terrestre, ciclos polares...), el clima del mundo ha cambiado, hasta donde sabemos, desde del Precámbrico. Sin embargo las glaciaciones del Cuaternario son las mejor conocidas. En Europa, Norteamérica y Asia Central, por ejemplo, había períodos en los que el clima era como el actual, o sea, templado (Interglaciares), y otros en los que el clima se parecía al que hay ahora en Siberia, Groenlandia o Alaska —es decir, una media 10 ó 12 grados más baja (glaciaciones)—, durante los cuales se vivía como viven ahora los esquimales. Aunque las glaciaciones siguen siendo una referencia obligada a la hora de datar los acontecimientos del Paleolítico, actualmente están en revisión. La razón principal es que son episodios mal datados y regionales, no mundiales (no afectaron, por ejemplo, a África). Bien es cierto que se ha intentado una correlación entre los períodos glaciares de los diferentes continentes, sobre todo entre las glaciaciones clásicas de centro Europa, las del Mediterráneo y las del Atlántico, pero sigue siendo un tanto arriesgada.

En el Hemisferio Norte, el casquete polar permanente superaba el paralelo 50 en los períodos de máximo glaciar. Se sabe que las glaciaciones afectaron también a los Andes y que la Patagonia se cubrió de una capa permanente de hielo. También hay glaciares extintos de época pleistocena en las montañas más altas de África central, Nueva Zelanda y otras zonas de Oceanía. En las zonas donde no hubo episodios glaciares, al menos en África, al tiempo que tenían lugar las glaciaciones, se sucedieron episodios de mayor humedad llamados pluviaciones; sin embargo son muy mal conocidos. A pesar de todo, es posible encontrar un sistema más preciso para medir las variaciones climáticas a nivel global, al menos desde hace unos 700 000 años, gracias a las llamadas Curvas de paleotemperaturas de isótopos de oxígeno. Según este sistema, el oxígeno de los océanos, concretamente algunos de sus isótopos (16O y 18O), varían su proporción. Dado que tales isótopos quedan atrapados en las conchas de animales marinos (foraminíferos), es posible calcular las variaciones por medio de sondeos estratigráficos submarinos. El más utilizado es el V28-238 del Pacífico, pero también lo hay en el Mediterráneo.

Modo de Vida

La economía era cazadora-recolectora muy sencilla, con ella conseguían comida, leña y materiales para sus herramientas, ropa o cabañas. La caza era escasamente importante al principio del Paleolítico, predominando la recolección y el carroñeo. A medida que el ser humano progresa física y culturalmente la caza va ganando importancia:

Los primeros homínidos apenas sabían cazar, especialmente los australopitecos y Homo habilis. Vivían de la recolección de vegetales comestibles (tubérculos, raíces, cortezas y brotes tiernos, frutas y semillas); de capturar pequeños animales (insectos, reptiles, roedores, polluelos, huevos...) y de animales muertos o enfermos que encontraban (carroña, sobre todo). Eran muy oportunistas.

Los arcántropos ya cazaban, pero su verdadera base alimenticia siguió siendo la recolección y la carroña o las capturas oportunistas y con trampas. De hecho, los grandes yacimientos de Torralba y Ambrona (provincia de Soria, España), donde los humanos despiezaban enormes elefantes antiguos (de hasta 20 tn de peso), no eran cazaderos, sino lugares de carroñeo.

La alimentación del hombre prehistórico dependía básicamente de la recolección de plantas, tubérculos y otros vegetales, así como de la ingestión de insectos, huevecillos de insectos y animales pequeños. Los primeros seres humanos cazaban presas pequeñas, pero con el desarrollo de la vida comunitaria y la tecnología de caza, el Homo erectus pudo convertirse en un depredador de manadas de animales salvajes o grandes, como el mamut y el bisonte, o de peces una vez que inventó redes. El hombre prehistórico no mantenía una dieta equilibrada y en muchos casos su alimento consistía en carne en estado de semiputrefacción.

Sin embargo, nunca se llegaba a romper el equilibrio del ecosistema, pues los cazadores y recolectores del Paleolítico no eran agresivos con el medio natural; no lo expoliaban ni acumulaban alimento innecesariamente. Al contrario, a menudo actuaban como un regulador, eliminando animales viejos, enfermos o extraviados, incluso, reciclando la carroña. La presión poblacional era escasísima, la naturaleza proporcionaba lo suficiente. No se trata de idealizar este modo de vida (como acertadamente indica Luis Vitale ), sino de que nos demos cuenta de que el ser humano ha vivido en este planeta sin dañarlo el 99% de su existencia, y en sólo el 1% restante lo está destruyendo.

Los grupos u hordas de esta época vivieron generalmente en cuevas que los protegían del frío y la humedad. Estos lugares también servían como lugar de enterramiento y de cultos y ritos. La aparición del arte rupestre convierte a la cueva en un santuario, que la convierte en el centro del universo familiar. Las cuevas tenían áreas de actividades bien definidas: lugar para encender la hoguera, talleres para el trabajo de piedra, hueso, madera, etc., áreas sagradas para las ceremonias, el culto y la magia, piletas naturales para el agua. En el exterior, había zonas para trabajar y secar pieles, áreas de descuartizamiento, fuegos de protección nocturna y chozas de estación cálida.

La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y guardar la memoria de su cultura.

Los arqueólogos también han encontrado restos de cabañas que se usaban como vivienda. Hubo de varios tipos, construidas con diversos materiales: huesos, pieles, paja, etc. Los grupos humanos generalmente se asentaban en ciertos lugares donde abundaba la comida, como zonas fértiles y donde vivían los animales de gran tamaño. Algunos de estos asentamientos fueron ocupados durante miles y miles de años.

En esta etapa comenzó una diferenciación de labores entre hombres y mujeres. Como las crías humanas necesitan los cuidados maternos hasta mucho después del nacimiento, las madres humanas estaban mucho más atadas que las de las mayoría de los primates, y los padres cargaron con la tarea de obtener el alimento cazando animales, una actividad prolongada y ardua que no realizaban las hembras porque tenían que cuidar a las crías.

Los utencilios

En esencia, las técnicas de fabricación de utensilios no cambian demasiado a lo largo del Paleolítico, a pesar de la multitud de culturas que han llegado a diferenciarse (véase Culturas mundiales paleolíticas); lo que sí ocurre es que se perfecciona mucho y se llega a un nivel de destreza asombroso. Para fabricar estas herramietas golpeaban la piedra cuidadosamente hasta obtener la forma deseada.

  • Existieron útiles de hueso como los punzones, las azagayas o puntas de lanza, los arpones para pescar, propulsores, agujas de coser, anzuelos, bastones perforados (a menudo llamados "bastones de mando"), etc. Sin embargo los útiles de hueso sólo son abundantes con la aparición de los humanos modernos, en el denominado Paleolítico Superior.
  • Los útiles de piedra también evolucionan, por supuesto; pero, siempre se fabricaron por medio de diversas técnicas de talla, sobre todo la percusión, es decir, se golpeaba el núcleo (de una roca de rotura concoidea: cuarzo, cuarcita, sílex, obsidiana, etc.) con un percutor de piedra (percutor duro) o de cuerna de cérvido (percutor blando o elástico), para dar forma a las herramientas líticas, como un escultor. En el Paleolítico superior se llega a tallar la piedra no sólo por percusión, sino también por presión, consiguiendo un mayor control sobre el resultado. En cualquier caso, obtenían filos cortantes o, bien, esquirlas afiladas llamadas lascas. Al principio se fabricaban herramientas de piedra muy simples, los cantos tallados, después aparecieron los bifaces o hachas de mano, que servían para hacer de todo: cortar, cavar, romper, perforar… Más adelante, los útiles se especializaron, apareciendo las raederas (para curtir pieles), los cuchillos (para desollar animales), las puntas de lanza de piedra, etc.

El hombre construye instrumentos de caza a partir de piedras mediante la técnica del tallado (golpear hasta crear filo con una piedra, hueso o boj)

           Utilizaban 3 tipos de piedra: Industria lítica

 

        • Sílex (el más utilizado)
        • Pedernal                           
        • Obsidiana

 

A partir del P. Medio y especialmente en el Superior (sobre todo a finales) adquiere importancia la industria ósea.

 

         La industria mejora por la inteligencia y la mayor habilidad manual

La mayor habilidad manual hace que el tallado y el retoque sean más superficiales desperdiciando así menos piedra y creando armas más perfectas más pequeñas

         Con su inteligencia logra mayor variedad de armas para usos muy distintos.

         Cuando el hombre es poco hábil los retoques son muy amplios por lo que los instrumentos han de ser grandes.

         Cuando tiene más habilidad los retoques son más pequeños = instrumentos más pequeños + eficacia y + fáciles  de manejar.

       El hombre comprende que para cada actividad necesita un instrumento diferente.

         Al final del Paleolítico hay tantos instrumentos como actividades relacionadas con la caza.

La Hominización

Es la aparición del hombre sobre la tierra.

Hasta el siglo XIX se creía en la teoría creacionista.

Primero Lamarck y después Darwin criticaron esta teoría y crean la evolucionista (los seres se han ido transformando con el tiempo). La evolución se debe a la adaptación de los seres vivos al medio ambiente.

Lamarck es el iniciador de la teoría y Darwin la perfeccionó.

Lamarck dijo que la adaptación se produce por el uso de los órganos (ejemplo de las jirafas).

Darwin dice que la evolución se produce por selección natural. Los mejor adaptados al medio sobreviven. Su descendencia hereda las características que les permiten estar mejor adaptados.

 

Cadena evolutiva: Resto fósiles ordenados y clasificados que sirven para recomponer la evolución.

      

El hombre evolucionó de los primates:

       Hace 40 o 50 millones de años había 5 ramas de monos.

       De ellas 4 evolucionaron hacia los simios actuales.

       1 familia evolucionó hasta el hombre actual.

 

Cadena evolutiva:

 

Australopithecus     h. Hábiles     h. Erectus     h. Sapiens       h. Sapiens-Sapiens   

 

 

1.1.      Homínidos

Paleolítico inferior:

 

Ø    Australopithecus: el más primitivo, muchos no lo consideran un homínido.

  • No es bípedo
  • Cara es hocical (mandíbula prominente)
  • Arcos superciliares fuertes
  • Frente huidiza
  • 600 cm3 de cc.

 

Ø    Homo hábilis:  

  • Cara hocicuda
  • 700 cm3 de cc.
  • Frente menos huidiza
  • Arcos superciliares menores
  • Semi-bípedo
  • Capaz de construir
  • Homínido

 

Ø    Homo erectus:     

  • 2º de los homínidos
  • 1000 cm3 de cc.
  • Rasgos menos primitivos
  • Totalmente bípedo
  • Las manos ganan flexibilidad
    • Pulgar oponible
    • Prensibilidad
  • Vive de la caza y construye útiles para ello
  • La columna se vuelve recta y se une con el cerebro
  • Este cambio permite el desarrollo del cerebro

 

Paleolítico  Medio

 

Ø    Homo Sapiens Neandenthalensis

  • Aspecto moderno
  • Prácticamente ha perdido todos los rasgos primitivos
  • Sus instrumentos son de una gran técnica
  • 1500 cm3 de cc.
  • Sus manos son hábiles
  • Extrae de su caza la máxima utilidad.
  • Tiene pensamiento abstracto
  • Tiene ideas y creencias.
  • Conoce y usa el fuego
  • Fabrica instrumentos de forma indirecta

 

Paleolítico Superior

 

Ø    Homo Sapiens Sapiens:      Hombre de CroMagnon

  • 1900 cm3 de cc.
  • Creencias y pensamiento abstracto
  • Lenguaje
  • Habitó en cueva semiconstruidas
  • Practica ritos funerarios
  • Crea una cultura
  • Se organiza para la caza

Lenguaje y aprendizaje

Para tener éxito en la vida, aún el hombre más primitivo necesitaba tener un conjunto considerable de conocimientos astronómicos, botánicos, geológicos y zoológicos. Adquiriendo y transmitiendo estos conocimientos, nuestros ancestros fueron estableciendo los fundamentos de la ciencia.

No se sabe qué sistema de comunicación utilizaba el Australopithecus. Quizá los primeros pasos hacia el lenguaje fueran la transformación de gritos en sonidos concretos susceptibles de variaciones, mediante los cuales podían transmitirse mensajes. Poco más de dos millones de años después, el Homo erectus, que vivía en grupos regidos por una cierta disciplina, contaba ya con la capacidad de comunicarse rudimentariamente mediante el habla.

En el curso del desarrollo evolutivo del hombre, las comunidades primitivas tuvieron que edificar una tradición científica, anotando y transmitiendo cuáles eran las mejores piedras, maderas o huesos, en dónde podían hallarse y cómo debían ser manipuladas para producir sus instrumentos.

Asimismo, el éxito en la caza sólo se pudo lograr por una observación prolongada y cuidadosa de los hábitos de las presas; los resultados deben haber formado una tradición colectiva de conocimientos sobre cacería. De mismo modo, la distinción entre plantas nutritivas y venenosas, también debe haber sido aprendida por experiencia y, luego, incorporada a la tradición comunal.

El aprendizaje consciente de las características del entorno y la reflexión sobre las mismas superaron poco a poco la mutación genética y a la selección natural como motor fundamental de cambio entre los homínidos. Lo que se aprendía tenia tanta importancia para la supervivencia como la herencia biológica. Sobre todo en una especie como la humana, que toma tanto tiempo para llegar a la edad adulta.

Tecnología del Paleolítico


Desde los remotos orígenes humanos se da una larga y compleja lucha por la subsistencia, en la que el ser humano, muy lentamente, desarrolla una tecnología básica en su intento por dominar el medio en el que habita. La cultura del Paleolítico es, en cierto modo, una respuesta que el hombre da a las condiciones naturales, usando su inteligencia y voluntad.

Los avances tecnológicos que desarrolló el ser humano durante el Paleolítico fueron la respuesta a necesidades de supervivencia específicas, como cazar, cortar la carne de las presas, desenterrar raíces para comer, protegerse del ataque de animales, guarecerse del clima frío, calentar la comida o la vivienda, etcétera. Estos adelantos fueron de la mano de la experimentación y puesta en práctica de nuevas técnicas de transformación de la materia prima. Generalmente se piensa que la única tecnología del hombre del paleolítico era la de la piedra y el hueso. Sin embargo, cada vez se encuentran más vestigios arqueológicos que demuestran que los hombres primitivos también utilizaron otras materias primas como sílex, madera, pieles, fibras vegetales, conchas, dientes y astas de animales. Dentro de esta variedad de materiales, los que tuvieron mayor importancia fueron los que servían para fabricar instrumentos cortantes y punzantes.

Otras tecnologías

Además de fabricar hachas de mano de piedra, el homo erectus también dejó los primeros restos de viviendas construidas, de objetos de madera tallada, la primera lanza de madera y el recipiente más primitivo, un cuenco de madera. Pero su mayor avance cultural fue que aprendió a manejar el fuego. Se han encontrado los primeros indicios de su utilización en China, hace 300 mil años y se atribuyen al “hombre de Pekín”, una versión del homo erectus.

Los Homo sapiens u “hombres inteligentes” comenzaron a fabricar cuchillos, mazos de madera y lanzas de este mismo material endurecidas al fuego. Asimismo, hizo instrumentos y armas de piedra y hueso, sencillos vestidos de piel, utensilios domésticos de cuernos de animales y tuvo ritos funerarios; sabía encender el fuego, con el que calentaba y cocinaba sus alimentos e hizo pequeñas estatuillas con fines mágicos.

Madre Alimentando a su Bebe

El hombre de Cro-Magnon, el primer Homo sapiens sapiens, que vivió hace 40 mil años, fabricó afiladas puntas de lanza, hojas de cuchillo, picos, hachas y otras herramientas por medio de un lascado cuidadoso. Además aprendió que una piedra calentada al fuego y enfriada después lentamente se podía trabajar con mayor facilidad y precisión. Elaboró dardos y lanzas de madera que dotó de puntas de pedernal u obsidiana en forma de flecha, o sobre las que insertó arpones de hueso con numerosos garfios.

El Cro-Magnon se enfrentó, en hordas de 15 a 30 hombres, a la caza de grandes animales, como el mamut y el oso de las cavernas. Para la caza utilizó trampas y canoas para la pesca. También aprendió a trabajar las piedras con cinceles y martillos de madera, hueso o cuerno, con lo que logró trabajos más finos. Sus viviendas se ubicaban en las entradas de cuevas o bien eran refugios colectivos con paredes de pieles y cueros, reforzadas con huesos de animales, y con tejados de hojas o de paja. A finales el Paleolítico se empleaba la hoz para cortar ciertas plantas silvestres. Se disponía de arcos y flechas con puntas de sílex, lanzas y propulsores. Gracias a ellos se incrementó la velocidad de los proyectiles, su alcance, potencia y propulsión. También se construían anzuelos y arpones y con el hueso se hacían agujas.

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